Efectos amplificados y alterados: El THC puede intensificar los efectos del LSD, como la distorsión de la percepción, la alteración del pensamiento y las experiencias sensoriales intensas. Esto puede ser una experiencia profundamente psicológica y potencialmente abrumadora, especialmente en personas sin experiencia con ambos o con baja tolerancia a alguna de las sustancias. Aunque en algunas personas esto puede ser una experiencia eufórica, en otras puede aumentar la ansiedad o la paranoia.
Riesgo de ansiedad o paranoia: El LSD ya puede provocar cambios emocionales intensos, y al combinarlo con THC, que también puede inducir ansiedad o paranoia en algunas personas, el riesgo de experimentar estos efectos no deseados aumenta. Esto puede ser particularmente problemático en entornos no controlados o si la persona no se siente emocionalmente estable.
Desorientación y alteración de la percepción: Ambas sustancias afectan la percepción del tiempo y del espacio. Combinadas, pueden hacer que la persona se sienta extremadamente desorientada, lo que puede dificultar la toma de decisiones, la comunicación o la interacción social, y podría llevar a situaciones incómodas o peligrosas si no se está en un entorno seguro.
Posibles náuseas: El THC puede causar malestar estomacal en algunas personas, y el LSD puede tener efectos similares. Combinarlas puede aumentar el riesgo de náuseas o malestar gastrointestinal, lo que podría dificultar la experiencia.