Efectos cruzados: La combinación puede intensificar tanto los aspectos positivos (euforia, conexión emocional, alteraciones perceptuales) como los negativos (confusión, ansiedad o pérdida de control).
Riesgo psicológico: La psilocibina puede desencadenar emociones intensas o inesperadas, mientras que el MDMA amplifica las respuestas emocionales. Esto puede llevar a una experiencia emocionalmente abrumadora, especialmente si surge ansiedad o un «mal viaje». Los efectos de introspección profunda de la psilocibina combinados con la empatía y apertura emocional del MDMA pueden ser difíciles de manejar, particularmente para personas con poca experiencia con psicodélicos.
Impacto físico: El MDMA puede causar deshidratación, tensión muscular y aumento de la temperatura corporal. Aunque la psilocibina tiene un impacto físico mínimo, puede intensificar la percepción de incomodidad física causada por el MDMA. La combinación puede prolongar la duración de la experiencia general, aumentando el riesgo de agotamiento físico.
Sobrecarga sensorial: Ambas sustancias alteran significativamente las percepciones sensoriales. La mezcla puede amplificar estas alteraciones, lo que puede ser placentero para algunos pero abrumador para otros, especialmente en entornos no controlados o ruidosos.
Duración y sincronización de efectos: La duración de la psilocibina (4-6 horas) y el MDMA (4-6 horas) es similar, lo que significa que sus efectos pueden superponerse completamente, prolongando la intensidad de la experiencia.
Entorno y estado mental («Set & Setting«): El contexto de consumo es crucial. Un entorno seguro y cómodo, así como la presencia de personas de confianza, puede reducir el riesgo de ansiedad o descontrol emocional.