Riesgo muscular: Tanto la rosuvastatina como el ibuprofeno tienen un pequeño riesgo de afectar los músculos. En casos muy raros, el ibuprofeno podría agravar el riesgo de mialgia o rabdomiólisis asociado a la rosuvastatina.
Riesgo renal: El ibuprofeno puede reducir el flujo sanguíneo renal al inhibir las prostaglandinas, lo que podría aumentar ligeramente el riesgo de daño renal si se combina con rosuvastatina, especialmente en personas con enfermedad renal previa.
Riesgo hepático: Ambos fármacos tienen bajo riesgo de hepatotoxicidad en dosis normales, pero el uso crónico o altas dosis de ibuprofeno podrían aumentar la carga hepática.