Riesgo cardiovascular elevado: Rosuvastatina actúa reduciendo el colesterol y protegiendo las arterias, pero no contrarresta los efectos peligrosos de la cocaína sobre el sistema cardiovascular. La cocaína puede aumentar significativamente la frecuencia cardíaca y la presión arterial, lo que aumenta el riesgo de problemas cardiovasculares graves (infartos, arritmias) incluso en personas sin enfermedades preexistentes. El consumo de cocaína también puede desencadenar vasoconstricción (estrechamiento de los vasos sanguíneos), lo que dificulta el paso de sangre y oxígeno a órganos vitales, aumentando aún más el riesgo de daño cardiovascular.
Posible aumento del riesgo de miopatía: La rosuvastatina puede causar dolor muscular y, en raros casos, puede provocar rabdomiólisis (descomposición muscular), lo que podría empeorar por los efectos estimulantes de la cocaína. El consumo de cocaína en combinación con estatinas puede aumentar el riesgo de efectos adversos musculares graves, ya que la cocaína afecta negativamente el sistema muscular y aumenta el riesgo de lesiones musculares.
Riesgo de daño hepático: Tanto las estatinas como la cocaína pueden tener efectos negativos en el hígado. La cocaína puede aumentar la carga hepática, y el uso concomita