Efectos sobre el sistema cardiovascular: La prednisolona puede causar retención de líquidos y un aumento de la presión arterial a largo plazo. El alcohol también puede elevar la presión arterial y afectar negativamente el sistema cardiovascular, especialmente cuando se consume en grandes cantidades. La combinación de ambas sustancias puede incrementar los efectos negativos sobre el sistema cardiovascular, lo que puede ser preocupante para personas con antecedentes de hipertensión o problemas cardíacos.
Efectos sobre el sistema nervioso: La prednisolona puede inducir irritabilidad, ansiedad y, en algunos casos, alteraciones del ánimo o psicosis. El alcohol tiene efectos sedantes, lo que puede deprimir el sistema nervioso central y causar somnolencia, coordinación reducida y alteraciones en el juicio. La combinación puede generar efectos impredecibles, como somnolencia excesiva, dificultades cognitivas y coordinación reducida, aumentando el riesgo de accidentes.
Efectos sobre el sistema gastrointestinal: La prednisolona puede irritar el tracto gastrointestinal, aumentando el riesgo de úlceras gástricas y sangrados. El alcohol también irrita el estómago y puede aumentar la acidez gástrica, lo que incrementa el riesgo de úlceras o sangrados gástricos. La combinación de ambos puede potenciar estos efectos adversos, especialmente si se consumen en grandes cantidades.
Efectos sobre el sistema inmunológico: La prednisolona suprime el sistema inmunológico, lo que aumenta la vulnerabilidad a infecciones. El alcohol también puede tener un efecto negativo sobre el sistema inmunológico, debilitando las defensas del cuerpo. Esta combinación puede comprometer aún más la respuesta inmunológica, haciendo que el cuerpo sea más susceptible a infecciones.