Efectos opuestos en la presión arterial: Mientras que el popper dilata los vasos sanguíneos y disminuye la presión arterial, la cocaína la eleva drásticamente. Esto genera un conflicto que puede sobrecargar el corazón y los vasos sanguíneos, aumentando el riesgo de arritmias, accidentes cerebrovasculares o colapso cardiovascular.
Estrés cardíaco: La cocaína ya de por sí es extremadamente dura para el sistema cardiovascular, y al combinarla con un vasodilatador como el popper, se incrementa el riesgo de insuficiencia cardíaca aguda.
Riesgo de hipoxia: El popper reduce la capacidad de la sangre para transportar oxígeno (metahemoglobinemia), y al combinarlo con cocaína, que ya sobrecarga el sistema, puede causar daños severos a órganos vitales.
La combinación puede intensificar efectos secundarios como mareos, confusión y pérdida de consciencia.
En personas con problemas cardíacos preexistentes o sensibilidad, el riesgo de muerte súbita es elevado. Esta mezcla tiene un alto riesgo de daño físico y puede ser letal incluso en pequeñas cantidades. La combinación afecta críticamente al sistema cardiovascular y puede llevar a complicaciones graves como un ataque al corazón o un accidente cerebrovascular.