Caída peligrosa de la presión arterial: El popper dilata los vasos sanguíneos, y el alcohol puede potenciar este efecto. Esto puede llevar a una hipotensión severa, mareos, desmayos o incluso colapso cardiovascular.
Riesgo de hipoxia: El popper puede reducir la capacidad de la sangre para transportar oxígeno (metahemoglobinemia), y el alcohol puede agravar este efecto al deprimir la función respiratoria, lo que aumenta el riesgo de daño cerebral o insuficiencia de órganos.
Aumento de la toxicidad: El alcohol puede potenciar los efectos adversos del popper, haciendo que las reacciones secundarias como mareos, náuseas o pérdida de consciencia sean más severas e impredecibles.
Riesgo elevado de accidentes debido a la disminución de la capacidad cognitiva y motora.
Potencial para colapsos o arritmias cardíacas, especialmente en personas con condiciones preexistentes.
Mareos, pérdida de coordinación, visión borrosa y desmayos.