Efectos cruzados: La nitazoxanida, un medicamento antiparasitario, es metabolizada en el hígado, mientras que las benzodiazepinas, que actúan como ansiolíticos, hipnóticos, y anticonvulsivos, también son metabolizadas hepáticamente, principalmente por las enzimas del citocromo P450 como CYP3A4, CYP2C19, y CYP2D6. Aunque la nitazoxanida no actúa directamente sobre el sistema nervioso central, la competencia por las enzimas hepáticas podría alterar el metabolismo de las benzodiazepinas.
Riesgo de sedación excesiva: Las benzodiazepinas son conocidas por sus efectos sedantes. La nitazoxanida podría, mediante competencia por las enzimas hepáticas, prolongar o intensificar estos efectos sedativos, lo que podría resultar en somnolencia excesiva, disminución de la coordinación motora, y deterioro del juicio.
Riesgo gastrointestinal: La nitazoxanida puede causar efectos gastrointestinales como náuseas y dolor abdominal. Las benzodiazepinas, aunque menos frecuentemente, también pueden afectar el sistema gastrointestinal. La combinación podría aumentar estos síntomas, llevando a un mayor malestar.
Riesgo de metabolización alterada: La competencia por las enzimas hepáticas podría resultar en una biodisponibilidad alterada de las benzodiazepinas, potencialmente aumentando su duración de acción o sus efectos secundarios como la sedación.
Riesgo cognitivo: Las benzodiazepinas pueden afectar la memoria, la concentración y la función cognitiva. Aunque la nitazoxanida no tiene efectos directos sobre la cognición, cualquier alteración en la metabolización de las benzodiazepinas podría intensificar los efectos cognitivos adversos, como confusión o desorientación.