Efectos sobre el sistema nervioso central: Tanto la meprednisona como las benzodiacepinas pueden afectar el estado de ánimo y la función cognitiva. La meprednisona puede generar ansiedad, insomnio o alteraciones emocionales, mientras que las benzodiacepinas inducen sedación y reducen la ansiedad. La combinación de ambas puede crear un efecto psicológico mixto, donde las propiedades ansiolíticas de las benzodiacepinas se contrarresten parcialmente con los efectos de la meprednisona sobre el estado de ánimo, lo que podría llevar a un mayor malestar psicológico o cambios emocionales impredecibles.
Efectos sobre el sistema cardiovascular: La meprednisona puede causar hipertensión y retención de líquidos, lo que podría verse exacerbado por la sedación inducida por las benzodiacepinas. Si bien las benzodiacepinas no tienen un efecto directo sobre la presión arterial, la combinación de la retención de líquidos por la meprednisona y la sedación por las benzodiacepinas podría afectar la circulación y aumentar el riesgo de problemas cardiovasculares, como la hipotensión postural o mareos.
Riesgo de somnolencia excesiva y depresión respiratoria: Las benzodiacepinas pueden inducir somnolencia y depresión respiratoria, especialmente cuando se combinan con otros sedantes o depresores del sistema nervioso. Aunque la meprednisona no tiene efectos sedantes directos, su impacto sobre el sistema inmunológico y el metabolismo puede contribuir a un mayor riesgo de infecciones respiratorias o complicaciones si la función respiratoria se ve afectada por las benzodiacepinas.