Hipoglucemia grave: La cocaína puede enmascarar los síntomas de hipoglucemia (como temblores, sudoración y palpitaciones) al estimular el sistema nervioso. Esto puede llevar a una hipoglucemia severa y no reconocida, lo cual es potencialmente mortal.
Riesgo cardiovascular: La cocaína aumenta el riesgo de arritmias, hipertensión y daño cardíaco. Estos efectos se agravan en personas con diabetes, quienes ya tienen un riesgo elevado de enfermedad cardiovascular.
Estrés metabólico: La cocaína puede causar una liberación masiva de glucosa al inducir una respuesta de estrés, lo que podría interferir con los efectos de la insulina y descontrolar los niveles de azúcar en sangre (hiperglucemia inicial seguida de hipoglucemia secundaria).
Deshidratación: El uso de cocaína puede contribuir a la deshidratación, lo que complica aún más el control de la glucosa y aumenta el riesgo de cetoacidosis diabética.