Carga hepática: Tanto la ibogaína como el ibuprofeno son metabolizados en el hígado. En usuarios con función hepática comprometida o en dosis elevadas, la combinación puede aumentar la carga hepática y el riesgo de daño hepático.
Riesgos cardiovasculares: La ibogaína puede prolongar el intervalo QT, mientras que el ibuprofeno, aunque no tiene un efecto directo sobre la conducción cardíaca, puede provocar retención de líquidos y aumento de la presión arterial, exacerbando riesgos cardiovasculares.
Posible irritación gástrica: La ibogaína, por sus efectos secundarios gastrointestinales en algunos usuarios, podría aumentar la susceptibilidad a efectos adversos del ibuprofeno, como irritación gástrica o úlceras.
Renal y electrolitos: El ibuprofeno puede afectar la función renal, especialmente en personas deshidratadas o con insuficiencia renal leve. La ibogaína podría agravar este riesgo en situaciones de vómitos o diarrea durante su consumo.
Efectos psicodélicos y confort físico: El ibuprofeno podría reducir el dolor físico asociado con experiencias intensas de la ibogaína, pero no interfiere directamente con sus efectos psicodélicos o terapéuticos.