Efectos cardiovasculares: Ambas sustancias tienen el potencial de alterar significativamente la función cardíaca. La cocaína aumenta la actividad simpática, lo que puede causar hipertensión y taquicardia. La ibogaína puede causar prolongación del intervalo QT, un problema en el ritmo cardíaco que aumenta el riesgo de arritmias graves (como la torsade de pointes). La combinación aumenta el riesgo de arritmias letales.
Efectos neurológicos:La cocaína puede desencadenar convulsiones, ansiedad severa o psicosis.
La ibogaína, en dosis psicoactivas, puede inducir un estado alterado de conciencia y, en algunos casos, aumentar el riesgo de convulsiones. La combinación podría amplificar estos efectos.
Sobrecarga del sistema simpático: La combinación puede llevar a una sobrecarga simpática, manifestada como hipertensión extrema, hipertermia, o colapso cardiovascular
Riesgo de toxicidad y daño hepático: La ibogaína se metaboliza en el hígado a través de la enzima CYP2D6. La cocaína también afecta el metabolismo hepático, lo que podría aumentar los niveles de ambas sustancias en sangre y la toxicidad asociada.