Mezclar Benzodiacepinas y Hachís tiene
un incremento del riesgo y debes tener especial cuidado.

Estas combinaciones no suelen ser físicamente dañinas, pero pueden producir efectos indeseables e inesperados, como malestar físico o sobreestimulación. El uso extremo puede causar problemas de salud física. Los efectos sinérgicos pueden ser impredecibles. Se debe tener precaución al optar por usar esta combinación.

Tipo de sustancias: Cannabinoides | Depresoras

En general, la mezcla de drogas suele aumentar los riesgos y efectos impredecibles, por lo que se desaconseja, pero en cualquier caso es crucial informarse bien de antemano para proteger la salud. Nos guiamos por esta categorización de riesgos.

Efectos y riesgos

Efectos cruzados: La combinación puede potenciar los efectos sedantes de ambas sustancias, lo que puede llevar a una sedación excesiva, confusión, pérdida de coordinación y, en casos extremos, depresión respiratoria.

Riesgo de sobreinhibición: La combinación de dos sustancias que deprimen el sistema nervioso central puede dificultar la capacidad para realizar tareas que requieran atención, como conducir, lo que aumenta el riesgo de accidentes. También puede aumentar el riesgo de comportamientos impulsivos o desinhibidos debido a la combinación de relajación física y disminución de las barreras psicológicas.

Impacto psicológico: Las benzodiacepinas pueden atenuar la ansiedad que a veces se asocia con el consumo de hachís, pero también pueden aumentar el riesgo de sedación profunda o somnolencia extrema. En dosis altas de hachís, esta combinación podría generar desorientación o confusión severa.

Tolerancia y dependencia: Ambas sustancias tienen un potencial de tolerancia y dependencia, y su uso combinado puede fomentar un patrón de consumo problemático, especialmente si las benzodiacepinas se utilizan regularmente para «controlar» o «potenciar» los efectos del hachís.

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Benzodiacepinas

Benzodiacepinas

¿Qué son?

Son sustancias depresoras del sistema nervioso central que se utilizan principalmente para tratar la ansiedad, el insomnio, espasmos musculares y ciertos trastornos convulsivos. Producen relajación y una reducción de la tensión emocional, además de efectos sedantes en dosis más altas.

Efectos y Riesgos:

El uso prolongado o indebido puede generar tolerancia, dependencia y síntomas de abstinencia graves al suspenderlas. Entre los efectos secundarios comunes se incluyen somnolencia, deterioro cognitivo y pérdida de coordinación, lo que incrementa el riesgo de accidentes. Combinarlas con otros depresores puede amplificar peligrosamente la sedación y aumentar el riesgo de depresión respiratoria.

Principales Benzodiacepinas y Nombres Comerciales:

  • Diazepam: Valium, Stesolid, Relanium
  • Alprazolam: Xanax, Trankimazin, Tafil
  • Clonazepam: Klonopin, Rivotril
  • Bromazepam: Lexotanil, Lexotan, Lexomil
  • Clorazepato: Tranxilium, Tranxene
  • Midazolam: Dormicum, Hypnovel
  • Temazepam: Restoril, Normison
  • Flurazepam: Dalmane
  • Oxazepam: Serax, Serpax

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Hachís

Hachís

¿Qué es?

El hachís es una sustancia derivada de la resina de la planta de cannabis. Contiene altas concentraciones de tetrahidrocannabinol (THC), el principal compuesto psicoactivo del cannabis, y se presenta generalmente en forma de bloques prensados. Se consume de forma recreativa mediante fumado o vaporización y, en menor medida, por ingestión.

Efectos y Riesgos:

El consumo de hachís genera efectos similares a los del cannabis, como relajación, euforia, intensificación de las percepciones sensoriales y aumento del apetito. En algunas personas, también puede causar somnolencia o risas espontáneas. Sin embargo, en dosis altas, puede provocar ansiedad, paranoia, deterioro de la memoria a corto plazo y disminución de la coordinación motora.

El uso prolongado o en dosis elevadas puede aumentar el riesgo de desarrollar tolerancia, dependencia psicológica y problemas de salud mental, como trastornos de ansiedad o, en casos más raros, psicosis inducida por THC, especialmente en personas predispuestas. Fumar hachís, como cualquier sustancia inhalada, puede dañar las vías respiratorias y aumentar el riesgo de enfermedades pulmonares, especialmente si se combina con tabaco.

Aunque no es altamente adictivo, el consumo regular puede generar dependencia psicológica y afectar el rendimiento cognitivo y emocional, especialmente en adolescentes o personas jóvenes. Es importante consumirlo de forma moderada y ser consciente de sus posibles efectos adversos.

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