Riesgo de depresión del sistema nervioso central: Aunque la fenelzina es un antidepresivo, también tiene un efecto sedante en algunas personas. El alcohol potencia este efecto, aumentando el riesgo de somnolencia excesiva, mareos, dificultad para concentrarse y coordinación reducida. Esto puede llevar a un mayor riesgo de accidentes y comportamientos peligrosos.
Crisis hipertensiva con alcoholes ricos en tiramina: Bebidas como cervezas artesanales, vinos añejos, licores envejecidos y cervezas de barril pueden contener tiramina, un compuesto que no es degradado eficazmente en personas que toman IMAOs. Esto puede desencadenar una crisis hipertensiva severa, caracterizada por un aumento drástico de la presión arterial, dolores de cabeza intensos, náuseas, vómitos, y, en casos graves, accidentes cerebrovasculares o infartos.
Mayor sensibilidad al alcohol: Las personas que toman fenelzina suelen experimentar una tolerancia reducida al alcohol, lo que significa que los efectos del alcohol son más intensos incluso con dosis más bajas. Esto puede resultar en intoxicación más rápida y efectos adversos pronunciados.
Impacto psicológico: El alcohol puede contrarrestar los efectos terapéuticos de la fenelzina al inducir cambios de humor, aumentar la ansiedad o provocar depresión, especialmente después de un consumo excesivo.