Efectos cardiovasculares: No hay interacción directa significativa entre la espironolactona y las benzodiacepinas en términos cardiovasculares, más allá de los posibles mareos o sensación de fatiga derivados de la hipotensión y la sedación.
Efectos en el sistema nervioso central: Las benzodiacepinas, al ser depresores del sistema nervioso central, podrían intensificar la sensación de debilidad o cansancio en personas que ya experimentan síntomas similares debido a la espironolactona.
Riesgo de sedación excesiva: La combinación podría ser más problemática en personas mayores o en aquellos con enfermedades preexistentes que afecten la tolerancia a sedantes.