Efectos sobre el sistema nervioso: Tanto el cannabis como la dipirona pueden causar sedación o somnolencia. La combinación de estas dos sustancias podría potenciar estos efectos y aumentar el riesgo de somnolencia excesiva o disminución de la alerta. Esto puede ser peligroso en situaciones que requieran concentración, como conducir o realizar tareas que necesiten atención.
Efectos gastrointestinales: El cannabis puede aumentar el apetito y causar sequedad bucal, mientras que la dipirona puede causar malestar gastrointestinal en algunas personas, como náuseas o dolor abdominal. Aunque no se espera una interacción grave, la combinación podría agravar problemas gastrointestinales.
Efectos sobre la presión arterial: El cannabis puede tener efectos variables sobre la presión arterial. Mientras que en algunas personas el cannabis puede causar una ligera elevación de la presión, en otras puede reducirla. Si se combina con dipirona, que en raras ocasiones puede causar cambios en la presión arterial, es importante monitorear estos efectos en personas susceptibles.
Efectos psicológicos: El cannabis puede inducir alteraciones en la percepción y el estado de ánimo, y en algunas personas puede generar ansiedad o paranoia. Si la dipirona está causando somnolencia o malestar físico, el uso de cannabis podría empeorar estos efectos y causar malestar general.