Efectos farmacológicos distintos: El paracetamol es un analgésico y antipirético que actúa a nivel central para reducir el dolor y la fiebre, mientras que la dexametasona es un corticosteroide con potentes efectos antiinflamatorios e inmunosupresores. Sus mecanismos de acción no se potencian ni se contraponen de manera significativa, lo que hace improbable que generen efectos adversos inesperados.
Metabolismo hepático: Ambas sustancias son metabolizadas en el hígado, pero a través de rutas diferentes (el paracetamol mediante conjugación con glucurónidos y sulfatos, y la dexametasona mediante el sistema CYP3A4). Por lo tanto, el riesgo de interacción metabólica es bajo, salvo en casos de daño hepático preexistente.
Efectos adversos mínimos en combinación: La dexametasona puede causar efectos secundarios como irritabilidad, insomnio o retención de líquidos, pero el paracetamol, usado a dosis recomendadas, no tiende a agravar estos síntomas.