Efectos sobre el sistema nervioso central: Los corticosteroides, como la cortisona, pueden causar irritabilidad, ansiedad, insomnio y alteraciones cognitivas, especialmente si se usan a largo plazo o en dosis altas. Las benzodiacepinas tienen un efecto sedante y ansiolítico, al actuar sobre los receptores GABA en el cerebro. Esto puede inducir relajación, somnolencia y reducir la ansiedad. Sin embargo, su uso prolongado puede llevar a la tolerancia, dependencia y efectos cognitivos como dificultad para concentrarse o confusión.La combinación de cortisona y benzodiacepinas puede modificar el equilibrio entre estimulación y sedación en el cerebro. La cortisona puede aumentar la ansiedad o la irritabilidad, mientras que las benzodiacepinas pueden ayudar a aliviar estos síntomas. Sin embargo, el uso prolongado de ambas puede generar un ciclo de dependencia y dificultades emocionales.
Efectos sobre el sistema cardiovascular: El uso prolongado de cortisona puede causar aumento de la presión arterial y retención de líquidos, lo que podría poner un estrés adicional en el sistema cardiovascular. Las benzodiacepinas pueden causar hipotensión (baja presión arterial) debido a su efecto sedante, lo que podría disminuir la frecuencia cardíaca y la presión arterial en algunas personas.
La combinación de cortisona y benzodiacepinas podría resultar en un desequilibrio en la presión arterial, con la cortisona aumentando la presión y las benzodiacepinas disminuyéndola. En personas con problemas cardiovasculares, esto puede generar riesgos de hipotensión o hipertensión.
Efectos sobre la función cognitiva: La cortisona, especialmente en dosis altas, puede afectar la memoria y la concentración. Puede inducir confusión o dificultad para pensar con claridad, particularmente si se usa a largo plazo. Las benzodiacepinas, especialmente si se usan de manera prolongada, pueden generar problemas de memoria, lentitud mental y dificultades para concentrarse. La combinación de cortisona y benzodiacepinas puede potenciar los efectos cognitivos negativos. Las personas que usan ambas sustancias pueden experimentar dificultades para concentrarse, desorientación o deterioro cognitivo, lo que podría afectar su capacidad para realizar tareas cotidianas o tomar decisiones.
Efectos sobre el metabolismo y el apetito: La cortisona tiende a aumentar el apetito, lo que puede llevar a una ganancia de peso debido a la retención de líquidos y el aumento en la ingesta de alimentos. Aunque las benzodiacepinas no afectan directamente el apetito, algunas personas pueden experimentar efectos sedantes que podrían afectar su motivación para comer o alterar sus patrones alimenticios. La combinación de cortisona y benzodiacepinas podría alterar los hábitos alimenticios de una persona, con la cortisona provocando un aumento del apetito y las benzodiacepinas posiblemente afectando la motivación para comer, dependiendo de su efecto sedante.
Riesgo de dependencia y abuso: El uso prolongado de cortisona puede tener efectos secundarios graves, como osteoporosis, hiperglucemia o supresión adrenal. Aunque no es adictiva, su uso prolongado puede generar efectos físicos y psicológicos negativos. Las benzodiacepinas son conocidas por su potencial para causar dependencia física y psicológica, especialmente si se usan durante un largo periodo o a dosis altas. La combinación de cortisona y benzodiacepinas puede aumentar el riesgo de dependencia a ambas sustancias, aunque de manera diferente. Si una persona ya está tomando benzodiacepinas por un tiempo prolongado, el uso de cortisona puede hacer más difícil interrumpir cualquiera de las dos sustancias sin enfrentar efectos adversos.