Beber alcohol mientras se está bajo el efecto de estimulantes es arriesgado porque los efectos sedantes del alcohol se reducen, y estos son los que el cuerpo utiliza para medir la embriaguez. Esto suele llevar a un consumo excesivo de alcohol con inhibiciones muy reducidas, alto riesgo de daño hepático y mayor deshidratación.
Aunque ambas sustancias son comunes en contextos recreativos, su combinación produce un compuesto tóxico en el cuerpo y aumenta significativamente los riesgos para la salud.
Efectos cruzados: Al combinarse, estas sustancias generan un efecto de «tironeo» en el cuerpo: la cocaína contrarresta temporalmente la sedación del alcohol, lo que puede llevar a un consumo excesivo de ambas sustancias.
Formación de cocaetileno: En el hígado, el consumo simultáneo de cocaína y alcohol produce cocaetileno, una sustancia tóxica que prolonga los efectos estimulantes de la cocaína y aumenta el riesgo de daño hepático, cardiovascular y neurológico. El cocaetileno es más tóxico que cualquiera de las sustancias por separado y tiene una vida media más larga en el cuerpo, prolongando el estrés físico.
Riesgo cardiovascular: La cocaína aumenta la frecuencia cardíaca y la presión arterial, y el alcohol potencia estos efectos al expandir los vasos sanguíneos periféricos. El cocaetileno incrementa el riesgo de arritmias cardíacas, infartos y accidentes cerebrovasculares.
Riesgo de deshidratación e hipertermia: Ambas sustancias contribuyen a la deshidratación y al aumento de la temperatura corporal, lo que puede llevar a calambres, agotamiento o colapso físico, especialmente en contextos de actividad intensa como fiestas.
Impacto en el juicio y comportamiento: El alcohol reduce las inhibiciones y deteriora el juicio, mientras que la cocaína puede aumentar la impulsividad y la confianza excesiva. Esto puede llevar a comportamientos de alto riesgo, como consumo excesivo, violencia o conducción bajo los efectos.
Riesgo de sobredosis: La cocaína puede enmascarar la sedación del alcohol, haciendo que se consuma más alcohol del que el cuerpo puede tolerar, lo que aumenta el riesgo de intoxicación alcohólica. De manera similar, el alcohol puede reducir la percepción de los efectos negativos de la cocaína, llevando a una sobredosis de esta última.