Depresión del sistema nervioso central (SNC): El cloretilo tiene un efecto depresor sobre el SNC cuando se usa en grandes cantidades, lo que puede inducir somnolencia, mareos, o incluso pérdida de conciencia. Alcohol también es un depresor del SNC y puede potenciar los efectos sedantes de otras sustancias. Combinarlos puede resultar en sedación excesiva, lo que aumenta el riesgo de caídas, accidentes o pérdida de control motor.
Efectos en la respiración: El cloretilo puede afectar la función respiratoria si se usa en dosis altas o por períodos prolongados, ya que es un anestésico local con propiedades depresoras.El alcohol también deprime la respiración, especialmente en cantidades grandes. Juntos, pueden aumentar el riesgo de depresión respiratoria y problemas respiratorios graves si no se controlan adecuadamente.
Interacción con el comportamiento: El alcohol puede alterar el juicio y aumentar el riesgo de tomar decisiones impulsivas o peligrosas. Si se usa cloretilo para reducir el dolor o sedar a una persona, la combinación con alcohol puede aumentar la probabilidad de efectos secundarios impredecibles, como desorientación o incapacidad para percibir los efectos de ambos.
Desorientación y confusión: La combinación de ambos puede llevar a una mayor confusión mental y desorientación, lo que aumenta el riesgo de accidentes o de comportamiento errático.
Irritación de las vías respiratorias: El cloretilo es un irritante para las mucosas respiratorias, y su inhalación excesiva junto con el alcohol puede agravar este efecto, causando problemas respiratorios.
Daño a órganos: El uso prolongado o en grandes cantidades de alcohol y cloretilo puede tener efectos tóxicos sobre órganos como el hígado y los riñones, especialmente si se usan de forma repetida o en combinación con otras sustancias.