Ambas sustancias afectan el sistema nervioso central de maneras distintas y su interacción puede intensificar los efectos psicológicos y físicos. Aunque no hay una interacción farmacológica directamente peligrosa en dosis moderadas, los efectos combinados pueden ser impredecibles y difíciles de manejar, especialmente en dosis altas.
Efectos cruzados: La combinación puede intensificar las alteraciones perceptuales y emocionales de ambas sustancias, aumentando tanto los efectos placenteros como los riesgos de ansiedad o desorientación.
Riesgo psicológico: El cannabis puede amplificar los efectos disociativos y confusos del DXM, especialmente en personas sensibles a la ansiedad. En dosis altas, el DXM puede inducir paranoia o “malos viajes”, y el cannabis puede intensificar estas sensaciones.
Impacto físico: El DXM puede causar mareos, náuseas y desorientación física, que el cannabis puede amplificar, especialmente si se consume en exceso. Ambas sustancias pueden afectar la coordinación y el equilibrio, aumentando el riesgo de caídas o accidentes.
Sobrecarga sensorial: Ambas sustancias alteran las percepciones sensoriales. La combinación puede resultar en una experiencia sensorialmente intensa que puede ser agradable para algunos pero abrumadora para otros.
Duración y sincronización de efectos: Los efectos del cannabis suelen durar entre 2 y 4 horas, mientras que los efectos del DXM pueden durar de 4 a 6 horas (o más en dosis altas). Esto puede causar un desbalance emocional cuando los efectos del cannabis desaparecen mientras el DXM sigue activo.
Entorno y preparación (“Set & Setting”): Un entorno seguro y tranquilo es crucial, ya que la combinación puede amplificar la desorientación y las emociones negativas si se consume en un entorno caótico o con personas no confiables.