Sin interacción directa significativa: No hay evidencia de que las benzodiacepinas interfieran químicamente con la acción de la amoxicilina.
Efectos secundarios superpuestos: Algunas benzodiacepinas pueden causar somnolencia, mareos o fatiga. Si la infección tratada con amoxicilina ya está causando fatiga, estos efectos podrían intensificarse.
Impacto en la recuperación: Si las benzodiacepinas inducen somnolencia excesiva o alteran el nivel de alerta, podrían interferir en la adherencia al tratamiento (por ejemplo, olvidando dosis de amoxicilina).
Metabolización hepática: Aunque no comparten las mismas rutas metabólicas, el hígado y los riñones son responsables de procesar ambas sustancias. En casos de daño hepático o renal preexistente, podría haber un mayor estrés en estos órganos.
Condiciones preexistentes: Si se están usando benzodiacepinas para tratar ansiedad, insomnio o trastornos similares, el malestar físico causado por la infección podría intensificar los síntomas originales.