Efectos sedantes potenciados: Las benzodiacepinas son depresores del sistema nervioso central que se utilizan para tratar la ansiedad, el insomnio y otros trastornos relacionados con el estrés. Actúan potenciando el efecto del neurotransmisor GABA, lo que produce efectos sedantes y relajantes. Los IMAO, por su parte, alteran la química cerebral al inhibir la descomposición de neurotransmisores como la serotonina, la noradrenalina y la dopamina, lo que también tiene un impacto en el SNC. Aunque no hay una interacción directa que cause reacciones adversas graves, la combinación de estos dos puede potenciar los efectos sedantes, aumentando el riesgo de somnolencia excesiva, mareos, descoordinación, y dificultades para concentrarse.
Riesgo de depresión respiratoria: Al ser depresores del SNC, las benzodiacepinas pueden disminuir la función respiratoria, especialmente cuando se toman en altas dosis o en combinación con otras sustancias. Aunque los IMAOs no son conocidos por causar depresión respiratoria directamente, la combinación de ambos puede aumentar este riesgo en personas susceptibles, especialmente si se consumen grandes cantidades de benzodiacepinas o si se toman junto con otras sustancias sedantes como el alcohol.
Interacción impredecible en dosis altas: Aunque las interacciones entre benzodiacepinas e IMAOs no suelen ser tan peligrosas como en el caso de otras combinaciones, en dosis altas, la sedación y la depresión del sistema nervioso central pueden volverse más pronunciadas, lo que podría llevar a un estado de sedación excesiva, confusión o incluso coma en casos extremos. Además, los IMAOs afectan la metabolización de algunos medicamentos, lo que podría alterar la forma en que el cuerpo procesa las benzodiacepinas, aunque este riesgo es menor.
Posibles efectos emocionales: Los IMAOs pueden afectar el estado de ánimo y la percepción emocional, y combinados con benzodiacepinas, que ya tienen un efecto relajante y ansiolítico, los usuarios pueden experimentar alteraciones en su estado mental. Esto puede incluir una mayor relajación o, en algunos casos, una sensación de “desconexión” emocional. Si bien esto no es necesariamente peligroso, puede ser incómodo para algunas personas.