Riesgo hepático: Atorvastatina se metaboliza principalmente en el hígado, y alcohol también ejerce efectos tóxicos sobre este órgano. El consumo regular de alcohol puede aumentar el riesgo de daño hepático cuando se toma atorvastatina, ya que ambas sustancias afectan el funcionamiento hepático.
El uso combinado de atorvastatina y alcohol puede elevar los niveles de enzimas hepáticas, lo que indica estrés en el hígado y aumenta el riesgo de daño hepático. Si se abusa del alcohol mientras se toma atorvastatina, podría haber un mayor riesgo de enfermedades hepáticas, como hepatitis o cirrosis.
Efectos musculares: Atorvastatina puede causar dolores musculares o incluso, en casos raros, rabdomiólisis (destrucción muscular grave). El consumo de alcohol en exceso puede contribuir a la debilidad muscular o daño muscular cuando se toma junto con atorvastatina, ya que el alcohol también puede afectar la función muscular y aumentar la probabilidad de efectos adversos musculares.
Efectos en el sistema nervioso: Alcohol puede aumentar la somnolencia y afectar la capacidad de concentración y coordinación. Aunque atorvastatina no es un sedante, el alcohol puede amplificar ciertos efectos sedantes del medicamento, haciendo que la persona se sienta más somnolienta o cansada. Aunque este efecto no es tan grave como con otros medicamentos que afectan directamente al SNC, debe ser tenido en cuenta.
Efectos cardiovasculares: El consumo de alcohol en exceso puede elevar la presión arterial y causar problemas cardíacos, lo cual puede contrarrestar los efectos beneficiosos de la atorvastatina en la salud cardiovascular. Además, el consumo crónico de alcohol puede aumentar los niveles de triglicéridos en la sangre, lo que va en contra del propósito de la atorvastatina, que es reducir los niveles de colesterol LDL y triglicéridos.