Efectos opuestos sobre la frecuencia cardíaca: El cannabis puede aumentar inicialmente la frecuencia cardíaca (taquicardia), mientras que el atenolol la reduce. Esto puede llevar a un efecto impredecible sobre el ritmo cardíaco, especialmente en personas con enfermedades cardiovasculares.
Impacto en la presión arterial: El cannabis puede causar un aumento transitorio de la presión arterial seguido de hipotensión postural (bajada de presión al ponerse de pie). En combinación con el atenolol, este efecto puede potenciarse, aumentando el riesgo de mareos, debilidad o desmayos.
Reducción de la eficacia del atenolol: Los efectos del cannabis sobre el sistema nervioso simpático podrían contrarrestar parcialmente los efectos antihipertensivos del atenolol, dificultando el control adecuado de la presión arterial.
Riesgo de sobreestimulación o ansiedad: En algunas personas, el cannabis puede provocar ansiedad o pánico, lo cual puede aumentar la liberación de adrenalina. Esto podría ser contraproducente para quienes toman atenolol, ya que el medicamento busca reducir la respuesta simpática del cuerpo.
Posibles efectos neurológicos combinados: El cannabis puede causar sedación y mareo, efectos que pueden potenciarse con la reducción de la presión arterial y la frecuencia cardíaca inducida por el atenolol.