Ambas sustancias son potentes estimulantes que incrementan la frecuencia cardíaca, la presión arterial y la temperatura corporal. Su uso conjunto puede causar hipertermia, colapso cardiovascular, daño neurológico y un alto riesgo de sobredosis.
Efectos cruzados: Combinadas, estas sustancias amplifican drásticamente los efectos estimulantes, aumentando el estrés metabólico y cardiovascular.
Sobrecarga cardiovascular: Ambas sustancias elevan drásticamente la frecuencia cardíaca y la presión arterial, lo que puede llevar a hipertensión severa, arritmias cardíacas, infartos o accidentes cerebrovasculares.
Hipertermia extrema: El MDA ya aumenta la temperatura corporal, y las anfetaminas intensifican este efecto. Esto puede causar daño orgánico, rabdomiólisis (destrucción del tejido muscular) y golpe de calor.
Deshidratación severa: Ambas sustancias reducen la percepción de sed y aumentan la actividad física, lo que puede llevar a deshidratación severa y desequilibrios electrolíticos.
Estrés metabólico y neurológico: La liberación masiva de neurotransmisores puede causar agotamiento extremo del sistema nervioso, lo que resulta en síntomas como fatiga severa, ansiedad, confusión o incluso daño neurológico a largo plazo.
Impacto psicológico: Ambas sustancias pueden aumentar la ansiedad, paranoia y la intensidad emocional, lo que podría desencadenar ataques de pánico o episodios psicóticos.
Sobredosis accidental: El uso conjunto puede enmascarar la percepción de los efectos adversos, lo que podría llevar a un consumo excesivo de cualquiera de las dos sustancias sin notar el peligro.
Esta mezcla debe evitarse completamente. Si alguien consume estas sustancias juntas y presenta síntomas como fiebre alta, taquicardia severa, confusión, dificultad para respirar o pérdida de conciencia, busca atención médica de inmediato. Mantenerse hidratado y en un entorno seguro puede ayudar a mitigar riesgos menores, pero el uso conjunto sigue siendo extremadamente riesgoso.