Aunque esta combinación no es mucho más peligrosa que sus componentes por separado, sí que tiene algunos riesgos adicionales a tener en consideración:
Daño Estomacal: Tanto el ibuprofeno como el alcohol pueden irritar el revestimiento del estómago. Tomarlos juntos aumenta el riesgo de gastritis, úlceras estomacales o incluso hemorragias gastrointestinales.
Daño Hepático: Aunque el ibuprofeno no es tan tóxico para el hígado como otros medicamentos (como el paracetamol), el consumo de alcohol en exceso puede afectar al hígado. Mezclarlos puede aumentar la presión sobre este órgano, especialmente en personas con enfermedad hepática subyacente.
Problemas Renales: El ibuprofeno puede afectar la función renal, especialmente en personas con predisposición a problemas renales. El consumo de alcohol también puede deshidratar el cuerpo, lo que puede empeorar la función renal.
Mayor Riesgo de Sangrado: El ibuprofeno es un antiinflamatorio no esteroideo (AINE), que puede inhibir la agregación plaquetaria, aumentando el riesgo de hemorragias. Esto puede ser más peligroso cuando se combina con alcohol, que también afecta la coagulación.
Somnolencia y Mareo: El alcohol puede aumentar los efectos secundarios del ibuprofeno, como la somnolencia y el mareo, lo que podría aumentar el riesgo de accidentes o caídas.
Si necesitas tomar ibuprofeno, es preferible evitar el alcohol para minimizar estos riesgos. Si has consumido alcohol y necesitas un analgésico, es importante que esperes hasta que el alcohol haya salido de tu sistema antes de tomar ibuprofeno, o mejor, consultar con un médico para que te indique qué es lo más seguro en tu caso.
Si la mezcla ya se ha producido y experimentas síntomas preocupantes como dolor estomacal intenso, vómitos con sangre o mareos graves, es crucial buscar atención médica inmediatamente.