Efectos sobre el sistema respiratorio: La acetilcisteína actúa como un mucolítico, ayudando a reducir la viscosidad del moco en los pulmones y facilitando la eliminación de secreciones. No hay interacción directa con la cocaína en este aspecto.
Sin embargo, el consumo de cocaína puede dañar las vías respiratorias, especialmente cuando se inhala (por ejemplo, esnifada). Esto podría reducir la eficacia de la acetilcisteína en ayudar a limpiar las vías respiratorias, aunque no es una interacción directa, ya que la cocaína tiene efectos negativos propios sobre las vías respiratorias.
Efectos sobre el sistema cardiovascular: La cocaína es conocida por sus efectos negativos sobre el sistema cardiovascular, tales como el aumento de la presión arterial, la frecuencia cardíaca, y el riesgo de arritmias y accidentes cerebrovasculares.
La acetilcisteína no tiene efectos directos sobre el sistema cardiovascular, y no parece haber evidencia que sugiera que aumente o disminuya el riesgo cardiovascular asociado con la cocaína. Sin embargo, el uso simultáneo de estos compuestos no presenta sinergias en este ámbito.
Efectos hepáticos: Acetilcisteína se usa como tratamiento para la intoxicación por paracetamol (acetaminofén), ya que ayuda a restaurar los niveles de glutatión en el hígado y protege este órgano. No tiene una interacción significativa con la cocaína en términos de daño hepático, pero el abuso crónico de cocaína puede inducir estrés hepático, aunque la acetilcisteína no contrarresta específicamente estos efectos.
Efectos psicológicos: Cocaína tiene un fuerte impacto en el estado de ánimo y el comportamiento, causando efectos eufóricos seguidos de un «bajón» o depresión una vez que la droga deja de actuar. Acetilcisteína no tiene efectos sobre el estado mental, por lo que no interactúa con los efectos psicológicos de la cocaína.