Combinar paracetamol e ibuprofeno, cuando se usan en las dosis recomendadas, no suele ser peligroso y puede incluso ser una estrategia efectiva para controlar el dolor o la fiebre. Sin embargo, el principal riesgo de esta combinación surge si se exceden las dosis máximas diarias recomendadas de ambos medicamentos. El paracetamol en exceso puede causar daño hepático grave, mientras que el ibuprofeno puede provocar problemas gastrointestinales (sobretodo si se consume en ayunas), como úlceras o sangrado, además de afectar la función renal.
Es importante evitar tomar ambos medicamentos de forma prolongada o en altas dosis sin supervisión médica, ya que los efectos acumulativos pueden sobrecargar el hígado y los riñones. Para minimizar los riesgos, se recomienda respetar las dosis adecuadas y alternar el uso de cada medicamento, en lugar de tomarlos simultáneamente, a menos que sea indicado por un profesional de salud. Mantenerse bien hidratado, usar el ibuprofeno solo con el estomago lleno y estar atento a síntomas como dolor abdominal, ictericia (piel y ojos amarillentos) o cambios en la orina, pues pueden ayudar a detectar posibles complicaciones tempranas.