Efectos sobre el sistema nervioso central: La ketamina es un anestésico disociativo que tiene efectos sedantes y alucinógenos en el sistema nervioso central, alterando la percepción y la conciencia. Aunque la triamcinolona no tiene efectos directos sobre el sistema nervioso central, su uso puede afectar el estado de ánimo, causante de irritabilidad, ansiedad o insomnio. Cuando se combinan, estos efectos pueden intensificarse, lo que podría generar una experiencia psicológica impredecible, especialmente si la ketamina se usa en dosis altas.
Efectos cardiovasculares: La ketamina puede causar un aumento en la frecuencia cardíaca y en la presión arterial, lo que puede tener un impacto adverso si se combina con triamcinolona, que también puede aumentar la presión arterial. Esto podría poner un esfuerzo adicional en el sistema cardiovascular, sobre todo en personas con afecciones preexistentes.
Riesgos metabólicos y renales: La ketamina, al ser metabolizada por el hígado y excretada por los riñones, podría interactuar con otros medicamentos que afecten estos órganos, como la triamcinolona, aunque no hay evidencia directa de una interacción peligrosa. Sin embargo, el uso prolongado de ambos podría aumentar el riesgo de estrés hepático o renal.
Efectos sobre la respiración: La ketamina tiene efectos depresores sobre la respiración a dosis altas, lo que podría ser peligroso si se usa junto con otros fármacos que afectan el sistema respiratorio. Aunque la triamcinolona no suele afectar directamente la respiración, su uso en combinación con ketamina podría agravar los efectos respiratorios adversos.