Riesgo de sangrado: El rivaroxabán aumenta el riesgo de sangrado debido a su efecto anticoagulante. El MDMA, aunque no es un anticoagulante, tiene efectos sobre el sistema cardiovascular, como el aumento de la presión arterial y la frecuencia cardíaca, lo que podría aumentar el riesgo de sangrados graves. Además, el MDMA puede alterar la coagulación de manera indirecta, lo que, combinado con rivaroxabán, puede aumentar aún más el riesgo de hemorragias internas o externas.
Efectos cardiovasculares: El MDMA puede causar hipertensión (aumento de la presión arterial), arritmias (latidos cardíacos irregulares) y un aumento significativo de la frecuencia cardíaca. El rivaroxabán no tiene efectos directos sobre la presión arterial o la frecuencia cardíaca, pero su uso junto con el MDMA podría agravar problemas cardiovasculares o aumentar el riesgo de complicaciones, como un accidente cerebrovascular o un infarto de miocardio.
Efectos sobre la temperatura corporal y deshidratación: El MDMA puede causar hipertermia (aumento peligroso de la temperatura corporal) y deshidratación, lo que puede poner presión adicional sobre los órganos y sistemas corporales. Si la persona está tomando rivaroxabán, esta condición podría incrementar el riesgo de complicaciones graves, ya que el exceso de calor y la deshidratación pueden agravar el riesgo de sangrado o causar problemas renales, lo que podría alterar la función del anticoagulante.
Daño hepático: Ambos, el rivaroxabán y el MDMA, se metabolizan en el hígado. El uso simultáneo de estas sustancias podría poner una carga adicional sobre el hígado, especialmente si se consume de forma crónica, aumentando el riesgo de disfunción hepática o de alteraciones en el metabolismo del medicamento.