Efectos contradictorios en el sistema cardiovascular: La cocaína aumenta significativamente la presión arterial y la carga sobre el corazón, mientras que la espironolactona busca reducir estas tensiones. Esta oposición directa en sus mecanismos de acción puede ser peligrosa, ya que la cocaína supera rápidamente los efectos de la espironolactona, exponiendo al organismo a picos extremos de presión arterial y arritmias.
Efectos potenciados en los electrolitos: La espironolactona puede llevar a una acumulación de potasio, mientras que el estrés metabólico inducido por la cocaína puede afectar la homeostasis del potasio y otros electrolitos. Esto puede aumentar la probabilidad de arritmias cardíacas graves, especialmente en personas predispuestas.
Riesgo renal y metabólico combinado: La cocaína afecta el flujo sanguíneo renal, lo que podría empeorar los desequilibrios en la excreción de electrolitos causados por la espironolactona. Esta interacción aumenta el riesgo de insuficiencia renal aguda o crónica.