Hay un alto riesgo de pérdida de memoria, vómitos y ataxia severa con esta combinación.
Mezclar Alcohol y MXE Metoxetamina
es muy peligroso y se considera extremadamente perjudicial.
Estas combinaciones se consideran extremadamente perjudiciales y deben evitarse siempre. Las reacciones a estos medicamentos o drogas tomados en combinación son altamente impredecibles y tienen el potencial de causar la muerte.
En general, la mezcla de drogas suele aumentar los riesgos y efectos impredecibles, por lo que se desaconseja, pero en cualquier caso es crucial informarse bien de antemano para proteger la salud. Nos guiamos por esta categorización de riesgos.
Efectos y riesgos
¿Tienes experiencia con esta mezcla?
Si has utilizado esta mezcla antes, te invitamos a compartir tu experiencia. ¿Fue positiva o negativa?
Drogopedia no se hace responsable de las opiniones aquí vertidas.
Alcohol
¿Qué es?
Es una sustancia depresora del sistema nervioso central que se encuentra en bebidas fermentadas y destiladas como la cerveza, el vino y los licores.
Efectos y Riesgos:
Su consumo provoca relajación, desinhibición y euforia inicial, pero en dosis más altas puede causar somnolencia, pérdida de coordinación, deterioro del juicio y, en casos extremos, intoxicación etílica severa. El uso excesivo o regular puede generar daño hepático, enfermedades cardiovasculares y dependencia.
MXE Metoxetamina
¿Qué es?
La metoxetamina (MXE) es una sustancia disociativa sintética de la familia de las arilciclohexilaminas, químicamente relacionada con la ketamina y el PCP. Se consume de manera recreativa por sus efectos psicodélicos y anestésicos, aunque su desarrollo inicial fue como una alternativa más segura a la ketamina.
Efectos y Riesgos:
La MXE produce efectos disociativos como sensación de desconexión del cuerpo, alteraciones en la percepción del tiempo y el espacio, e introspección profunda. En dosis más altas, puede provocar estados de confusión o experiencias intensas conocidas como “K-hole”.
Los riesgos incluyen náuseas, aumento de la presión arterial, pérdida de coordinación y deterioro cognitivo temporal. El uso repetido puede dañar la memoria, causar tolerancia y afectar la función urinaria, similar a la cistitis por ketamina. Aunque menos adictiva que otros disociativos, su abuso puede generar dependencia psicológica. Es una sustancia peligrosa en dosis altas y su consumo debe evitarse en contextos no controlados.