Riesgo de efectos sedantes excesivos: Moclobemida y alcohol tienen efectos contradictorios en el cerebro. Mientras que moclobemida puede inducir un aumento de los neurotransmisores serotonina y dopamina, el alcohol actúa como un depresor. Esto puede llevar a efectos impredecibles, como somnolencia excesiva, sedación y falta de coordinación. En algunos casos, la combinación puede generar una sensación de embriaguez más intensa o una sensación de estar «fuera de control».
Riesgo de alteración del estado mental: Ambas sustancias afectan el sistema nervioso central, y su combinación puede aumentar la posibilidad de efectos secundarios, como confusión, trastornos del juicio y problemas de memoria. Esto puede ser peligroso, especialmente si se realizan actividades que requieran concentración o coordinación, como conducir.
Interacción con el sistema cardiovascular: La moclobemida puede elevar la presión arterial debido a la acción sobre la norepinefrina. El alcohol, por su parte, puede dilatar los vasos sanguíneos y alterar la presión arterial de manera temporal. En algunas personas, la combinación de ambos podría causar fluctuaciones peligrosas de la presión arterial, aunque este efecto no es tan pronunciado como en otros IMAO más potentes.
Riesgo de síndrome serotoninérgico: Aunque no es común, el síndrome serotoninérgico es un riesgo teórico cuando se combinan sustancias que aumentan la serotonina (como la moclobemida) con otros factores que alteran la regulación de la serotonina. Sin embargo, el alcohol no está típicamente asociado con este síndrome por sí mismo, pero su combinación con medicamentos que afectan la serotonina debe ser monitoreada por un profesional.
Efectos impredecibles: La combinación de alcohol y moclobemida puede hacer que los efectos de ambos sean menos predecibles. La gente puede sentir que los efectos del alcohol son más fuertes o más rápidos de lo habitual, lo que aumenta el riesgo de sobredosis de alcohol y de efectos secundarios inesperados.