Contrarresto de efectos: Las benzodiacepinas pueden atenuar algunos de los efectos psicológicos y disociativos de la esketamina, como la ansiedad o el malestar asociado, especialmente en dosis clínicas. Esto puede ser útil en entornos terapéuticos.
Sedación acumulativa: Ambas sustancias tienen efectos sedativos. Aunque no es común que alcancen niveles peligrosos, en dosis altas podrían causar: somnolencia excesiva, reducción significativa del estado de alerta y riesgo leve de depresión respiratoria en personas vulnerables.
Efectos cardiovasculares: La esketamina puede aumentar temporalmente la presión arterial, mientras que las benzodiacepinas tienden a disminuirla levemente. Aunque esto no suele ser problemático, personas con problemas cardiovasculares deben tener cuidado.
Dependencia y tolerancia: Si estas sustancias se usan repetidamente juntas, existe el riesgo de desarrollar dependencia hacia las benzodiacepinas o tolerancia cruzada.