Efectos sobre el sistema nervioso: LSD actúa principalmente en el cerebro, alterando la percepción y la cognición. No se espera que acetilcisteína tenga ningún efecto sobre estos procesos. La acetilcisteína no afecta la serotonina ni los receptores relacionados con los efectos del LSD. No hay evidencia que sugiera que acetilcisteína modifique los efectos alucinógenos del LSD ni que influya de forma significativa en la experiencia psicodélica.
Efectos gastrointestinales: LSD puede causar náuseas y malestar estomacal, especialmente al inicio de la experiencia. Acetilcisteína también puede causar efectos gastrointestinales como náuseas, vómitos o malestar estomacal en algunas personas.
Aunque ambas sustancias tienen el potencial de causar malestar estomacal, no se espera que se potencien mutuamente de forma peligrosa, pero si ambas causan náuseas, podrían contribuir a un malestar generalizado.
Efectos en la salud mental: El LSD puede inducir experiencias psicológicas intensas, como alteraciones en la percepción de la realidad, pensamientos confusos, ansiedad o paranoia. Si una persona está bajo el efecto de LSD, la acetilcisteína no tendría un impacto significativo sobre estas experiencias. Sin embargo, si se está tomando acetilcisteína por una razón médica, como la prevención de daño hepático debido a una intoxicación por paracetamol, es importante recordar que cualquier alteración en la percepción o el juicio bajo el efecto del LSD podría llevar a decisiones equivocadas o riesgos adicionales, como un mal manejo de la medicación.
Efectos en el hígado: LSD no tiene una toxicidad hepática significativa conocida, mientras que acetilcisteína se utiliza precisamente para proteger el hígado en situaciones de intoxicación hepática. No parece haber una interacción directa entre ambos en cuanto a su metabolismo hepático.
Acetilcisteína no afectará la acción del LSD ni modificará sus efectos psicoactivos