Efectos sobre el sistema cardiovascular: Atorvastatina tiene efectos beneficiosos sobre el sistema cardiovascular, ayudando a reducir el colesterol LDL y previniendo enfermedades del corazón.
El paracetamol no tiene un efecto directo sobre el sistema cardiovascular, por lo que no interactúa con la atorvastatina de manera significativa en este aspecto.
Efectos hepáticos: Atorvastatina se metaboliza en el hígado y, en raras ocasiones, puede causar alteraciones en las pruebas de función hepática.
El paracetamol también se metaboliza en el hígado, y en dosis altas, puede causar daño hepático. Sin embargo, en dosis normales y sin otros factores de riesgo (como consumo de alcohol o enfermedades hepáticas preexistentes), el paracetamol es generalmente seguro.
Aunque no existe una interacción directa peligrosa entre atorvastatina y paracetamol, el uso excesivo de paracetamol en personas que ya están tomando atorvastatina puede aumentar la carga sobre el hígado, especialmente si hay factores de riesgo preexistentes (como enfermedad hepática o consumo de alcohol).
Efectos renales: Ni atorvastatina ni paracetamol suelen causar problemas renales en dosis normales, aunque el paracetamol puede afectar la función renal en personas con insuficiencia renal preexistente si se usa en grandes cantidades de forma prolongada.
Efectos gastrointestinales: El paracetamol tiene menos riesgo de irritación gástrica en comparación con los antiinflamatorios no esteroides (AINEs) como el ibuprofeno.
Atorvastatina puede causar malestar gastrointestinal en algunas personas, aunque no es un efecto común.