Efectos cardiovasculares: Atorvastatina ayuda a reducir el colesterol y protege el sistema cardiovascular. No tiene efectos directos sobre la presión arterial o la frecuencia cardíaca, pero mantiene la salud cardiovascular a largo plazo.
La ketamina, por otro lado, puede aumentar temporalmente la presión arterial y la frecuencia cardíaca, lo que puede ser preocupante en personas con problemas cardíacos preexistentes.
Sin embargo, en personas sanas sin afecciones cardiovasculares, este aumento temporal de la presión arterial o frecuencia cardíaca por la ketamina no debería contrarrestar los efectos protectores de la atorvastatina, ya que la atorvastatina no afecta directamente esos parámetros en el corto plazo.
Efectos hepáticos: La atorvastatina se metaboliza en el hígado, y aunque la ketamina también se procesa en el hígado, no parece haber interacciones directas que incrementen el riesgo de daño hepático cuando se usan juntas. Sin embargo, si una persona tiene problemas hepáticos, se debe tener más precaución, ya que ambos fármacos pueden poner presión adicional sobre el hígado.
Efectos sobre el sistema nervioso central (SNC): La ketamina tiene efectos disociativos sobre el sistema nervioso central (SNC), produciendo efectos como alucinaciones, alteración de la percepción y sedación. Atorvastatina no afecta el SNC, por lo que no se espera que haya interacciones directas entre ambas sustancias en este sentido. Las personas que consumen ketamina pueden experimentar efectos psicológicos intensos, pero la atorvastatina no debería influir significativamente en estos efectos.
Riesgos adicionales: Si bien atorvastatina no tiene efectos directos sobre el sistema nervioso, el uso de ketamina puede ser riesgoso si se consume en grandes cantidades o de manera recreativa, ya que puede llevar a efectos de desorientación y deterioro de las funciones cognitivas. En combinación con la atorvastatina, este riesgo no aumenta significativamente, pero se recomienda tener precaución con el uso recreativo de ketamina, ya que puede generar efectos secundarios imprevistos, especialmente en dosis altas.